martes, 15 de abril de 2008

caos


un guionista es un artista plástico; los que piensan que se trata de escribir diálogos y acciones para ser filmadas, se equivocan. un guionista es también un científico y un dramaturgo. un guionista se sumerge en el caos a la hora de ver esa pieza que nadie aun visualizó. vende el alma al demonio y a los ángeles; se trata de emponzoñar la sangre y dar vida a la muerte para que, al final del camino, uno no pueda creer lo brutalmente feroz
o increíblemente tierno que puede haber sido.
camaleón por gusto o contrato, con esa increíble capacidad para la mimesis
y para tomar distancia, psicótica virtud de la fantasía,
la escritura del guionista es invisible a los ojos.
un guionista es mucho más que un narrador. construye una plástica,
un sentido del espacio y del tiempo. una manera de ser figurativo sin serlo,
que lo aparte de la fotografía para ser hipnotizado y lo acerque a la pintura
para ser sometido, que lo aleje de la realidad y lo conduzca a otra inédita que merezca ser contada. alguien más cerca de la arquitectura que de la cuidad de fondo, con estricto oído musical, la exacta construcción en la partitura
para que otorgue estructura al caos.
alguien próximo a la metáfora, a ese concepto-palabra-imagen que llega por primera vez al receptor de una manera netamente fisiológica, actuando paradójicamente sobre el corazón, aumentando sus pulsaciones y haciéndolo protagonista de aquella metonimia por excelencia de los sentimientos.
porque las artes están allí, para regocijo del mundo, para estimular emotivamente. la gran materia artística de algún, quien sabe, pasado que nos otorgará la posibilidad de jugar con una suma de representaciones del presente, que es precisamente, lo que nos contará un film.
o todo lo que detrás de la imagen exista.
(juan marin / jmarin@fibertel.com.ar)

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